martes, 14 de octubre de 2008

RIOS DE LAGRIMAS Por Abrojo

Creo que fue el Diego en el mundial noventa, cuando perdimos la final con Alemania. Como todo mal perdedor, es decir, argentino al fin, insultaba a dios y a María santísima. Ah, y a Blatter también. Ahí fue, justo en ese momento, que todo comenzó. Como en una tragedia griega dejó caer sus lágrimas para millones de personas que en directo observaban el mundial.A partir de ese momento si eras futbolista y perdías algo -si era un partido, mejor- llorabas mirando la cámara.Por supuesto el que le siguió los pasos fue Román. Ay, Román, Román. Y su mamá.Como no podía ser de otra manera, la política incorporó su uso. Esa ramera, en lo que hoy se ha transformado la herramienta de la democracia, dejó caer como una prosti maltratada sus lágrimas de cocodrilo.Entones fue Domingo Cavallo. Mientras recortaba las jubilaciones a los jubilados, les lloraba, el ex ministro.Y ahí nomás, al toque, el gran palito Ortega. Y en directo. Y en lo de Susana.Resulta que Cafiero mediante una carta lo despegaba del affaire de las coimas del senado. Y como no lo había hecho ni siquiera cuando fue para atrás (con el dinero digo) en ocasión de traer a la Argentina a la Voz, lloró como una mujer, tal como lo dijera el targo. Ejem.Y luego sobrevino el conflicto agrario. No se si se acuerdan. Y fue el inmenso Alfredo De Angeli. Ese que gritaba sobre un tractor. El que le faltaba una pieza dental. Ese que quiere destronar a Buzzi de Federación Agraria. El del lomo a ochenta mangos. Bue, ya se van a acordar.Digo, ese tipo un día, también arriba del techo de un tractor, con el diente nuevo y anunciando una posible candidatura, si la patria se lo pedía, también lo hizo. De sus ojos brotaban lágrimas redondas y blancas, como si llorara granitos de soja.Y después fueron los juicios a los represores indultados. Y uno de ellos, en el de Menendez, Schiaretti lloraba emocionado por la sentencia, mientras le recortaba las jubilaciones a los viejos, casi como Cavallo lo hacía en la época en que eran socios, para la desgracia Argentina, en el tiempo en el que el ex ministro hacía de las suyas. El gobernador de Córdoba era algo así como su segundo.. Ambos implementaban sin llorar, las economías del proceso militar. Glup.Esto era demasiado para mí. Por eso fue que encendí ese día el televisor, buscando un partido de fútbol, una previa del campeonato. Entonces fue que ahí me enteré que Fernando Gamboa era el nuevo técnico de la lepra rosarina. Ñuls. Me enteré por el ex. No de Gamboa. Por el ex técnico de Ñuls. Que lo hacía -¿adivinen cómo?- Llorando. Y como una magdalena. Resulta que el presidente Lopez le había pegado un boleo en el toor a Caruso y lo había mandado a volar. Lombardi también lo hizo. Claro, como el Diegote.
Y seguía el juicio a los represores. Esta vez era el turno de Bussi, el asesino represor de Tucumán, el que ya había puchereado en el noventa y ocho, y que ésta vez largó el llanto como un niño (con el perdón de los niños) alegando inocencia y acusando a mansalva. Umm.¿Que es lo que pasa últimamente con ésto? Es extraño todo hoy por hoy en este país. Lágrimas, lágrimas y más lágrimas.Por eso digo: no me dan lástima esas lágrimas. Las de la industria del llanto. Las de Gran Hermano y Bailando por un Sueño.Lloremos de verdad. Saquemos el llanto verdadero, en todo caso. Un cocodrillo ya. Porque prefiero el futuro cuero de bota lagrimeando que al llanto talk show.Porque hay otras lágrimas que no se ven. Las de los pobres, as de los desamparados, las de los oprimidos por los sistemas.Nos estamos dando cuenta quienes son los de lágrima fácil y actuada. Las lágrimas por interés. Falsos llantos.Y les aseguró que todo ésto me da ganas de...cagarme de risa, mirá.

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