Marcela Suarez Gomez Menditeguy
A mis amigas lectoras, en primer lugar quiero expresarles mis disculpas, por no haber estado presente en el número anterior de la revista por cuestiones de fuerza mayor. (Me fui con mi pareja a las Islas Canarias a disfrutar la vida que me ha tocado). Hoy quiero hablar de la crisis económica que invade a la Argentina. Y nosotros las mujeres somos las abanderadas de la economía del hogar. Cuando vamos a la góndola, nos damos cuenta de todo. Aunque tengo que reconocer, que la última vez que vi una góndola fue cuando viaje con mi pareja a Venecia en enero de este año. Pero hay algo que es real. Ya no se puede comprar un litro de leche. Ya no se puede comprar un kilo de papás. Ya no se puede comprar un kilo de nalga. Entonces compro caviar, jabalí ahumado o cualquiera de esos platos que nunca faltan en una mesa argentina. Según Liliana Lopez Foressi (a quien respeto, pero no banco, porque amo a María Laura Santillán) Esto es un viento pasajero que ya va a pasar. No dijo cuando.Ni si va a ser en este siglo. En una revista muy reconocida de Buenos aires, leía un reportaje muy interesante a Estela de Carlotto (a quien respeto, pero no banco, porque para mí algo habrán hecho) que hablaba de como la mujer argentina puede transformar cinco pesos en una comida. Eso es admirable en la mujer argentina, y sobre todo cuando es pobretona y muerta de hambre. Yo te digo, mujer argentina... Se puede vivir mejor... Sobre todo en Grecia, en Australia y en Paris. Pero no todas podemos viajar, recorriendo el mundo y disfrutando sin preocupaciones de distintas culturas. Mujer, es una alegría estar de nuevo con vos. Hasta el mes que viene.
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